Época medieval,  Falsificación

El Beowulf es falso

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El Beowulf es un manuscrito, conservado en Inglaterra, que relata las luchas míticas de un héroe escandinavo conocido por el mote de “Beowulf” (o Bienenwolf, es decir ‘lobo abejero’, una metáfora poética para oso). Según se cree fue redactado en el siglo VIII, aunque el único manuscrito existente data del siglo X. Se trataría del testimonio más antiguo de poesía popular en lengua germánica. No está muy claro en qué lengua exactamente: según algunos expertos fue escrito en el idioma de los anglos, una tribu alemana, y luego modificado por un monje católico que hablaba sajón con influjo latino.

British Library Cotton MS Vitellius A XV

El autor alemán Alfred Tamerl publicó en 2001 una tesis según la cual el Beowulf fue escrito mucho más tarde de lo que se supone. Se basa en las ideas de Walter Klier, un prestigioso crítico literario alemán que atribuye la redacción del texto a un monje del siglo XI. Basta, sin embargo, con leer el artículo de Tamerl con la mente abierta y siguiendo los razonamientos del autor para llegar a una conclusión lógica que el editor del texto aparentemente intentó ocultar: la fecha más antigua en la que el Beowulf pudo haber sido escrito es el siglo XVII tardío.

El investigador estadounidense Kevin S. Kiernan (1993) utilizó técnicas sofisticadas para llegar a la conclusión de que el manuscrito fue escrito decididamente por el propio poeta: hay borrones y raspaduras, tanto con cuchillas como con ácido, y correcciones realizadas por el autor con su puño y letra. Es decir, el único manuscrito existente es el del hombre que compuso estos muchos miles de versos. Por otra parte sabemos que la epopeya tuvo originalmente un trasfondo pagano y fue reescrita por un monje cristiano de Sajonia. Es fácil deducir que se debe tratar de una manipulación en toda regla.

La tercera parte de las palabras del Beowulf no aparecen en ningún otro documento; podrían ser simplemente inventadas. ¿Quién habría sido capaz de crear esta cantidad de términos? Hay un único candidato: Franciscus Junius (1589-1677), el autor del primer diccionario y la primera gramática del Antiguo Inglés. Fue Junius quien garantizó con todo su prestigio la autenticidad de la Biblia visigótica de Ulfilas, otro monumento histórico que ha resultado ser una falsificación (véase Topper 1998). Sabemos además que dos veces en su vida, Junius tuvo acceso al códice Vitellinus A. XV en cuyo cuerpo se encontró el manuscrito del Beowulf después de la muerte de Junius. Lo extraño es que ninguno de los diversos expertos que comentaron y catalogaron el contenido del códice en décadas anteriores sabían de la existencia de este manuscrito tan interesante.

Junius no se atrevió a publicar su propia epopeya; prefirió dejar esta tarea a una generación futura. A partir de 1705, algunos científicos mencionan la existencia del Beowulf entre las hojas del códice, pero aparentemente sin darle mayor importancia. No fue hasta 1790, cuando el investigador danés Thorkelin pudo contemplar el códice y realizó una copia de la epopeya que publicó 25 años más tarde, en 1815. Como la epopeya transcurre en Escandinava, puede parecer un gesto elegante otorgar el prestigio de la primera publicación a Dinamarca, pero ¿no habría sido un motivo de orgullo nacional para Inglaterra poder editar el texto más antiguo en lengua inglesa? ¿Por qué no lo hicieron? Sólo cabe una explicación: no estaban convencidos de su autenticidad y no se atrevieron a exponerse a las posibles críticas, ya que la falsedad podría haber sido revelada por uno de los muchos expertos filólogos que abundaban en el siglo XVIII. Sin embargo, nadie salió a la arena y el mundo aceptó la versión de Thorkelin, reconocida autoridad en la materia. Desde entonces, un documento falso más apoya los conceptos de nuestra Historia falsificada.

En el siglo XIX surgieron algunas dudas, ya que los filólogos encontraron un gran número de términos anacrónicos en el texto, pero éstos fueron atribuidos a los escribanos del siglo XI que supuestamente habrían copiado el manuscrito, con lo cual se salvó al menos el contenido de la epopeya. Desde que sabemos, gracias a Kiernan, que el manuscrito fue escrito por el autor en persona, esta explicación se hunde.

Queda una cuestión: ¿por qué emprendió Junius esta inmensa labor? Entre los motivos destaca uno especial: las citas del Papa Gregorio I deberían corroborar la (inexistente) historicidad de esta figura inventada. La reconstrucción del cristianismo medieval en Inglaterra y Dinamarca era uno de las metas más importantes de la “Gran Acción” (como Kammeier llama el plan para inventar la Historia de Europa). Tamerl podría haber llegado a la misma conclusión, si hubiera llevado sus deducciones lógicas hasta sus últimas consecuencias.

Literatura:

Farrer, J. A. (1907): Literarische Fälschungen (traducido del original inglés, Leipzig)
Kiernan, Kevin S. (1996): Beowulf and the Beowulf Manuscript (University of Michigan Press, USA)
Klier, Walter. Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ). 31 Mars 2001.
Tamerl, Alfred (1999): Hrotsvith von Gandersheim. Eine Entmystifizierung (Mantis Verl, Gräfelfing)
(2001): Beowulf – das älteste germanische Heldenepos? (Zeitensprünge 3/2001, S. 493-512, Gräfelfing)
Topper, Uwe (1998) : Die Große Aktion (Tübingen)

Texto completo en alemán

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