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Carta de Gunnar Heinsohn a Heribert Illig

Carta de Gunnar Heinsohn a Heribert Illig con motivo de su 70º cumpleaños

Querido Heribert,

con ocasión de tu septuagésimo cumpleaños el 7 de septiembre 2017, quisiera decirte algunas palabras acerca de mi evolución en la tarea de reconstruir la cronologia.

Mis dudas sobre la cronología de la antigüedad precristiana comenzaron en 1975 con mi evaluación de la tesis doctoral de Ernest Borneman (1915 – 1995), DAS PATRIARCHAT (EL PATRIARCADO, 1975). Ese informe me puso en contacto con la refutación de la edad oscura de Grecia (alrededor de 1200 – 700 a. C.) por Immanuel Velikovsky (1895 – 1979). Al mismo tiempo, me familiaricé con los megacatástrofes que dividían los períodos de la edad del bronce, tal como lo propuso en 1948 Claude F. Schaeffer (1898 – 1982).

Fue en 1987 cuando finalmente me despedí de la cronología alternativa de Velikovsky porque era demasiado fundamentalista, basada en la Biblia. Traté de superar tanto el consenso académico como las tesis de Velikovsky mediante el uso de estratigrafía como prueba de algodón.

Me costó mucho más tiempo reconsiderar la cronología de las catástrofes globales. Todavía en DIE ERSCHAFFUNG DER GÖTTER (LA CREACIÓN DE LOS DIOSES, 1997) estaba convencido de que el desastre que terminó con la edad del bronce y dio origen a la edad del hierro fue el último cataclismo que abarcó toda la tierra. Ese desastre ocurrió, de acuerdo con la doctrina común, alrededor de 1200/1100 a.C. Sin embargo, en WANN LEBTEN DIE PHARAONEN? (¿CUÁNDO VIVIERON LOS FARAONES? 1990) los dos lo establecimos, como pronto, para 600 a. C. aproximadamente. Desde allí hasta 1 A.D. hay otros 200 años que carecen de sustancia arqueológica. Algo que, ya en 1989, H. H. Maier, experto en Tito Livio, había señalado para la historia romana (Vorzeit-Frühzeit-Gegenwart, Vol. I, No. 3).

En febrero de 2011, me inspiré en una visita de Indonesia / Bali y progresé. Mientras examinaba la estratigrafía asiática acerca de los 1000 años del primer milenio A. D., noté que en ningún sitio de excavación podía encontrar sustancia arqueológica que cubriera más de 300 a 400 años. De vuelta en Europa, no pude encontrar sitios con capas arqueológicas de la época imperial (años 1 – 230 d.C. aprox.) encima de las que se hallasen capas residenciales recién construidas con tuberías de agua, letrinas, carreteras, etc., pertenecientes a la Antigüedad Tardía, (desde el año 280 en adelante). Al tratar con ambas épocas supuestamente sucesivas no pude evitar ahondar en la sorprendente similitud entre la catastrófica Crisis del Tercer Siglo (seguida de la confusión de los años 230 y 280) y la catastrófica Crisis del Siglo VI. Esta última se está discutiendo cada vez más en la investigación académica, si bien no necesariamente como una catástrofe global, sí como una originada por factores cósmicos.

Sin embargo, en ninguna parte pude encontrar estratigrafías que muestren rastros de dos terminaciones civilizacionales separadas por unos 300 años, con una capa superpuesta sobre la otra. Por lo tanto, no pude evitar identificar ambas crisis como una sola. Esto me obligó a extender tu período fantasma de unos 300 años (aproximadamente cubriendo los siglos VII, VIII y IX) dentro del primer milenio A.D. -que no solo fue aceptado por mi parte sino que recibió mi apoyo en 20 ensayos- por otros 300 años. La Antigüedad Imperial (siglos I a III) y la Antigüedad Tardia (siglos IV à VI) resultaron ser dos facetas contemporáneas de la misma civilización romana. Estuviste lo suficientemente abierto como para publicar en tu revista ZEITENSPRÜNGE (2011 y 2012) mis torpes primeros intentos para explicar mi descubrimiento. Luego, sin embargo, ofreciste un consejo severo: habría que elaborar una monografía completa antes de volver a publicar sobre el asunto.

Seguí tu sugerencia clarividente y comencé a preguntar a los principales expertos en história, así como a los arqueólogos, si podían señalar al menos una ciudad antigua, entre las muchas miles conocidas en el primer milenio d. C., que tuviera capas de construcción con barrios residenciales, letrinas, tuberías de agua, etc., correspondientes a la Antigüedad Tardía del siglo III al VI situadas justo encima de las capas de construcción de la Antigüedad Imperial (siglos I a III), afectadas por el medio centenar de años (230 a 280 d. C.) de la Crisis del Tercer Siglo.

Una de las autoridades más importantes del mundo en Antigüedad Tardia, un profesor de la Universidad de Heidelberg, me respondió a principios de 2013: “Desafortunadamente no puedo proporcionarle el ‘primer ejemplo’ que está buscando. La arqueología de las construcciones de la Antigüedad (y especialmente de la Antigüedad Tardia) es casi siempre más complicada que una superposición simple de “Antigüedad Tardía” encima de “Antigüedad Imperial” y con una “crisis” intermedia (por la cual la falta de visibilidad de claras actividades de construcción en los hallazgos arqueológicos no necesariamente tiene que indicar una crisis más profunda) “.

De acuerdo con mi regla habitual, los no especialistas pueden e incluso deben entrar a participar en un debate cuando los mejores y más brillantes mentes en el campo confiesan su confusión y levantan bandera blanca. En otoño de 2013 había terminado un volumen de casi 400 páginas. Llevaba el título ¿CUÁNTOS AÑOS TIENE EL PRIMER MILENIO? Ewald Ernst imprimió una pequeña cantidad de copias en una edición privada.

Ewald fue amable pero, como se vio después, actuó prematuramente porque yo todavía no había entendido la parte más importante del primer milenio después de Cristo, la Temprana Edad Media (siglos VIII a X). Esta ignorancia fue rápidamente superada por una visita a Varsovia en octubre de 2013. Allí, Joanna detectó el libro ARCHEOLIGIA POLSKI (2011) de Andrzej Buko en la librería del Castillo Real. En el resumen en inglés, que leí en el sobrecalentado autocar de regreso a Gdansk, encontré un pasaje sobre el dramático final de los primeros sitios eslavos medievales que habían florecido entre 700 y 930 d.C: “Hubo un colapso rápido, a veces catastrófico, de muchos de los centros tribales preexistentes. Estos eventos fueron acompañados por la despoblación permanente o temporal de antiguas áreas de asentamiento. En poco tiempo, nuevos centros representativos del estado de los Piastes surgieron en nuevos sitios, comenzando así (en 966 d.C.) la historia milenaria de la nación y el Estado polacos “(página 464).

Debido a que se informa de vestigios de destrucción similares desde Escandinavia a Mesopotamia y, como pronto supe, estos incluso se encuentran en India, Ceilán, China y Yucatán, tuve que reconocer que a principios del siglo X d. C., la civilización fue golpeado por un desastre de proporciones globales. Publiqué este descubrimiento en febrero de 2017, como DESASTRE DEL SIGLO X (http://www.q-mag.org/gunnar-heinsohn-tenth-century-collapse.html). Así quedó refutada mi convicción de que el gran desastre de la humanidad entre las edades de bronce y hierro fuese la última de su clase. Mi libro de 2013, afortunadamente solo disponible en la pequeña edición de Ewald, se convirtió en papel de reciclaje. Sin embargo, sus capítulos sobre la contemporaneidad de Antigüedad Imperial y Antigüedad Tardia servirían como una cantera valiosa para escribir un nuevo volumen.

Dado que ya había buscado en vano por dos (estratigráficamente superpuestas) destrucciones de la civilización en los siglos III y VI, ya sabía que, si se incluían las devastaciones del 930, no había tampoco posibilidad de encontrar tres cataclismos superpuestos con nuevos estratos de construcción (para barrios residenciales, letrinas, etc.) entre los dos. En ninguna parte del inmenso espacio de la Tierra, la destrucción del 930 se encuentra estratigráficamente por encima de una calamidad comparable correspondiente a los siglos III y/o VI. La catástrofe de 930, desde Uppakra en Suecia hasta Kalisz en Polonia y Samarra en Irak, etc., debe haber sido el mismo desastre que las destrucciones de los años 230 en Roma donde, después del acueducto de Severus Alexander del año 226 d. C., no se encuentran nuevas tuberías de agua hasta 1453 a.D., cuando Aqua Virgo (terminado en 19 a. C. y severamente dañado en el año 230 d. C.) fue reparado y se convirtió en el aún muy popular Aqua di Trevi.

Así, no solo entre Escandinavia y Mesopotamia, sino en todo el mundo, el período medieval temprano (aproximadamente 700 – 930 d. C.) se convierte en la época para la cual finalmente puede escribirse una historia realista porque contiene a la vez la Antigüedad Imperial y la Antigüedad Tardía. Los hallazgos textuales y materiales, que ahora están fragmentados y dispersos entre la Antigüedad Imperial, la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media, deben fusionarse en este último, lo que multiplica las fuentes de las que se pueden extraer datos.

La Plena Edad Media, que comenzó después de la década de 930 d. C., no solo se encuentra, como era de esperar, contingente con la Alta Edad Media (que finaliza en el 930) es decir, inmediatamente superior a esta, sino se encuentra -lo cual es perplejo cronológicamente- directamente por encima de la Antigüedad Imperial o la Antigüedad Tardía en lugares donde los asentamientos continuaron después del cataclismo de la década de 930.

En octubre de 2013 comencé a escribir el segundo libro, una tarea que era inevitable después de la visita a Varsovia. Al pasearme durante una semana por Aquisgrán, ciudad que nunca había tomado el tiempo para estudiar en profundidad, pronto hice un hallazgo intrigante. Muchas de las partes romanas supuestamente centenarias utilizadas en el octágono del siglo IX no eran en absoluto espolio, sino que eran perfectamente antiguas y nuevas al mismo tiempo. Es por eso que Werner Jacobsen los llamó, en 1996, “pseudo-spoliae” (véase “Spolien in der karolingischen Architektur”, en J. Poeschke, ed., Antike Spolien in der Architektur des Mittelalter und der Renaissance, Munich: Hirmer, 1996, 155-178). Por lo tanto, Carlomagno construyó durante la Antigüedad cuya ubicación cronológica en los siglos I a III, por lo tanto, debe avanzar hacia la Alta Edad Media de los siglos VIII a X.

A principios de 2014, había terminado un folleto de 170 páginas. Lo llamé ANTIGÜEDAD IMPERIAL = ANTIGÜEDAD TARDÍA = EDAD MEDIA TEMPRANA: DESCUBRIMIENTO DE LOS BARRIOS VIVOS CAROLINIANOS EN AQUISGRÁN Y EUROPA [ANTIKE = SPÄTANTIKE = FRÜHMITTELALTER: ENTDECKUNG DER KAROLINGISCHEN WOHNVIERTEL IN AACHEN UND EUROPA].

Después de encontrar los paralelos cronológicos de ANTIGÜEDAD IMPERIAL = ANTIGÜEDAD TARDÍA = EDAD MEDIA TEMPRANA, el material que respaldaba esa ecuación fluía casi automáticamente de todo el mundo. El pequeño texto de Aquisgrán aumentó rápidamente a casi 600 páginas. Para igualar este crecimiento, cambié el título a ¿CUÁNTOS AÑOS TIENE EL PRIMER MILENIO? Pero incluso el nuevo volumen todavía comienza con el análisis de Aquisgrán. Me di cuenta durante mi conferencia de 2016 ROMA Y POLONIA EN EL 1.° MILENIO D.C. (en el Archivio di Stato de Roma) de que un trabajo sobre la cronología del primer milenio debe comenzar con Roma, Atenas, Constantinopla y Jerusalén. Aquí sigue un diagrama de la conferencia de Roma, a la que me invitaron Rita Monaldi y Francesco Sorti.

PERIODOS

ROMA

CONSTAN-

TINOPLA

JERUSALÉN (Kishle)

POLONIA:

WIELBARKsitios

POLONIA:

Centros Slavones Tribales

Plena Edad Media

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

Temprana Edad Media

viviendas, letrinas y tuberías de agua,
siglos I y II ; monedas romanas,cerámica similar a los de los siglos I a III

Antigüedad Tardia

viviendas, letrinas y tuberías de agua

Antigüedad

Imperial

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua,
siglos I y II ; monedas romanas,cerámica similar a los de los siglos
 VIII a X

Latène Tardia

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

viviendas, letrinas y tuberías de agua

En el momento en que el lector ya no quiere simplemente creer algo, sino ver los supuestos estratos arqueológicos con viviendas, letrinas y tuberías de agua durante los 930 años comprendidos entre 1 y 930 d. C., también puede abrirse a ciudades secundarias como Aquisgrán, Éfeso, Antioquía o Cartago donde también faltan unos 700 años de estratos de construcción.

Así tengo que comenzar todo de nuevo en tu día de celebración y seguir tu sabia sugerencia de monografía por tercera vez. La mayoría de las melodías están ahí, pero todo necesita una nueva composición. Veamos cómo de lejos puedo llegar con esto.

Te deseo un buen momento en Istria con tu propio vino y el sabroso jamón Pršut de la región, que incluso pude comprar recientemente en Gdansk.

Cordialmente, Gunnar
(traducido por U. Topper a partir de la versión inglesa la cual fue revisada por el autor)

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