Contexto
Cronología crítica ¿algo inaudito?
Aunque las ideas expresadas en esta web serán una sorpresa para la mayoría de los lectores —los académicos coincidirán en que nunca han oído algo semejante— en realidad no son tan novedosas. Desde los inicios de la historiografía, durante todos los siglos existieron autores que combatieron el esquema cronológico convencional. Otros no pusieron en duda la cronología como tal, pero sí los postulados básicos que componen nuestra imagen de la Historia. Esta cadena empieza ya en el siglo XVII con Nicolás Antonio, seguido por los franceses Launoy, Hardouin y Germon, y poco después por el matemático inglés Isaac Newton, quién elaboró un esquema cronológico diferente al hoy vigente.
Desde entonces, varios científicos han expresado ideas similares, y aunque algunos consiguieron suscitar amplios debates públicos, habitualmente fueron olvidados poco después de morir. Cuando se lanzó la discusión sobre una cronología crítica en la década de 1980, aún no se conocía la labor realizada por estos precursores, que solo fueron descubiertos poco a poco.
Abajo se ofrece un índice cronológico-geográfico que intenta dar una idea de las épocas históricas y los espacios geográficos en los que determinados científicos han puesto en duda la visión convencional de la Historia. La asignación geográfica es bastante abierta y se rige más por criterios idiomáticos que políticos. Un clic sobre el nombre permite acceder a más información. La tabla sólo recoge algunos de los autores más destacados. Más información en Quién es quién?
Idioma |
Alemán |
Inglés |
Francés |
Español |
Ruso |
1980-2020 |
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1950-1980 |
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1900-1950 |
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1800-1900 |
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1700-1800 |
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1600-1700 |
Inconformistas
Además del trabajo puramente crítico de la cronología siempre había publicaciones de académicos que defendían una visión alternativa de la secuencia histórica, a menudo integrando en sus tesis el postulado de catástrofes o cataclismos ocurridos en la Historia. También se discutieron académicamente pero muchos siguen siendo consiederados figuras marginales del debate académicos. Hemos analizado el trabajo de algunos de estos inconformistas (ver las reseñas de obras de Muck, Pallmann, Dacqué, Ceram, Kaiser, o más antiguos como Niebuhr y Fallmerayer.)
Los últimos 20 años
En otros siglos, los científicos que ponían en duda la cronología convencional solían estar solos en la defensa de sus ideas contra el mundo académico. Esta situación cambió en los años ochenta del siglo XX, cuando varios investigadores alemanes y suizos —Christoph Marx, Gunnar Heinsohn, Heribert Illig, Christian Blöss y otros — fundaron la ”Asociación para la Reconstrucción de la Historia Humana y Natural” (Gesellschaft zur Rekonstruktion der Menschheits- und Naturgeschichte”) o GRMNG en sus siglas alemanas. Se creó así por primera vez una unión de diferentes autores con la misma orientación.
La GRMNG se fundaba en parte en las ideas del escritor norteamericano Immanuel Velikovsky, que había publicado en los años cincuenta un modelo catastrofista de la historia, sobre todo a través del libro “Mundos en colisión”. Christoph Marx había traducido las obras de este autor al alemán. Velikovsky, de todas formas, permanecía fiel a las fechas bíblicas de la Historia. Más flexible era el investigador alemán Uwe Topper, que en los años setenta había publicado su propia visión sobre el rol de las catástrofes en la prehistoria, basándose sobre todo en sus exploraciones en Asia central, África del Norte y España.
El derrocamiento de la cronología convencional, no obstante, empezó con la GRMNG y se difundió sobre todo con la publicación del libro Die Sumerer gab es nicht (‘Los sumerios no existieron’) de Gunnar Heinsohn (1988). El mismo año se disolvió la asociación, cuyo papel aglutinador fue asumido por la revista Vorzeit-Frühzeit-Gegenwart (VFG) en Munich, dirigida por Heribert Illig. A partir de los años noventa, Topper se integró en este círculo y se convirtió pronto en uno de sus autores más activos.
A mediados de los noventa, el informático Eugen Gabowitsch difundió en Alemania las ideas de la Nueva Escuela Cronológica de Rusia, encabezada por el matemático Anatoli Fomenko y basada en parte en las ideas del científico ruso Nikolai Morosov, que publicaba durante los años veinte. Esta corriente analiza la historia mediante comparaciones estadísticas de los datos y considera todos los sucesos anteriores al siglo XVI como réplicas de hechos posteriores. La mayoría de los autores alemanes rechazan esta tesis, en parte por sus métodos matemáticos y su renuncia a investigar detalladamente los sucesos tratados.
Durante más de dos décadas, en Alemania se sucedían foros y encuentros en varias ciudades para discutir diferentes visiones históricas y buscar puntos en común, tanto en Karlsruhe, Berlín y Potsdam, en estas últimas dos ciudades por con la participación activa de Uwe Topper.